jueves, 23 de abril de 2015

Galletas de Canela


   Las galletas son siempre el acompañamiento perfecto en desayunos y meriendas. Surgieron en América de forma accidental cuando ponían trocitos de masa de pastel en el horno para probar su temperatura. A estas pruebas las llamaron "koejke" que en holandés significa "pequeño pastel" y la palabra fue derivando hasta llamarse "cookie". Fueron evolucionando y ya en la Edad Media aparecieron varios tipos de galletas. Desde entonces son cada vez más variadas, ya sean dulces o saladas.
   
   Estos deliciosos bocados son ideales a la hora del té o del café. Y si te gustan las clásicas galletas napolitanas, o simplemente os encanta la canela, la receta de hoy os sorprenderá por lo rica y sencilla que es. Galletas con un intenso y delicado sabor a canela y mantequilla.


Galletas de Canela

Ingredientes

1 huevo
100 g mantequilla (temperatura ambiente)
100 g azúcar
250 g harina
2 cucharaditas de canela
1 cucharadita de levadura en polvo
azúcar y canela para rebozar




Elaboración de las Galletas de Canela




Lo primero que haremos es precalentar el horno a 180º, con la rejilla justo en el centro, mientras preparamos la masa.

En un bol, batimos la mantequilla a punto de pomada. Añadimos el azúcar y batimos (durante 2 minutos aproximadamente) hasta obtener una mezcla suave y cremosa. Añadimos el huevo y batimos bien, junto con la canela, asegurándonos de que queda todo bien integrado antes de continuar.


Tamizamos la harina con la levadura y se lo vamos añadiendo poco a poco a la mezcla de mantequilla y huevo hasta obtener una masa suave pero manejable, si es necesario añadiremos un poco de harina para obtener una consistencia manejable, dependiendo de la temperatura y la humedad del lugar.

Hacemos una bola con la masa, la cubrimos con papel film y la dejamos enfriar en la nevera.

Transcurrida media hora, sacamos la masa de la nevera y la estiramos, con la ayuda de un rodillo, sobre una hoja de papel de hornear y cortamos con el cortapastas que más nos guste, yo he utilizado uno rectangular con los bordes ondulados.

En una bandeja y sobre papel de horno, colocamos las galletas y ya están listas para hornear. Si hace mucho calor y la masa se ha vuelto muy blanda, es conveniente meterlas un ratito en la nevera de nuevo hasta que vuelvan a  endurecer. 

Horneamos a 180º durante unos 15 minutos, o cuando veamos que ya han adquirido un tono dorado pero sin tostarlas demasiado. Retiramos del horno, rebozamos en azúcar y canela al gusto y dejamos enfriar sobre una rejilla.

Solo con el aroma que desprenden al salir del horno te entran ganas de comértelas sin esperar a que se enfríen. Espero que disfrutéis mucho con estas galletas que son una delicia, muy ricas y sencillas de preparar.






viernes, 10 de abril de 2015

Buttermilk


Cuando volví de E.E.U.U. traje conmigo un montón de recetas que voy publicando. Y aunque cada vez es más fácil tener a nuestro alcance la mayoría de los ingredientes, todavía  hay algunos que cuesta encontrar.

Un ejemplo claro es el buttermilk o suero de mantequilla. Es un ingrediente que aparece regularmente en recetas de repostería tanto de Norte América como del centro de Europa. En estos lugares incluso se comercializa, y la preparan añadiendo ácido láctico a la leche desnatada o semidesnatada, dejando que fermente hasta obtener un sabor ácido.

Tiene una textura parecida al yogur líquido y lo que hace es que al combinarse con la levadura o el bicarbonato en las recetas, se libera dióxido de carbono y esto hace que la masa, al hornearla, quede esponjosa.

Sé que, en ocasiones, puede encontrarse en algunos supermercados Lidl (aunque no en todos), a veces se encuentra en Carrefour o en el supermercado de El Corte Inglés. Pero si no lo tenéis a mano en vuestro supermercado habitual, o resulta que os parece caro, existen varias alternativas caseras a este producto.

La que yo uso es muy sencilla:
        * 240 ml leche semidesnatada
        * 1 cucharada colmada de vinagre blanco

Dejamos que el vinagre cuaje la leche y ya tenemos listo un buttermilk casero. El aspecto que queda es el siguiente: