domingo, 14 de diciembre de 2014

Brownie

 
 
Este es un dulce originario de los Estados Unidos de finales del siglo XIX. Se cree que es fruto de la equivocación de un cocinero cuando olvidó poner levadura a un bizcocho de chocolate que estaba elaborando, dando como resultado un bizcocho crujiente por fuera y jugoso por dentro que bautizó con el nombre de Brownie. Este dulce tan popular es muy fácil de hacer y podéis encontrar gran variedad de recetas que varían en proporciones e ingredientes como nueces, almendras, avellanas, chips de chocolate o con coberturas y glaseados, etc. Esta vez no hemos añadido ingredientes extra para disfrutar del potente aroma y sabor del chocolate de este dulce tan delicioso.
 
 
Brownie
 
Ingredientes
 
85 g cacao puro en polvo
400 g azúcar
160 g harina
125 g mantequilla (derretida)
2 huevos
120 ml agua hirviendo
1 cucharadita vainilla
1/2 cucharadita levadura polvo
1/4 cucharadita sal




Elaboración del Brownie


Lo primero que haremos es precalentar el horno a 180º, con la rejilla justo en el centro, mientras preparamos la masa. Derretimos la mantequilla y ponemos el agua a hervir.
 
Una ventaja de esta receta es que se puede hacer todo con un solo recipiente. En un bol, mezclamos el cacao y la levadura con la mitad de la mantequilla derretida. Una vez se ha mezclado todo bien, se añade el agua hirviendo y se bate bien hasta que quede una mezcla sin grumos.
 
Añadimos el azúcar, los huevos y el resto de la mantequilla derretida y batimos bien. Por último, añadimos la vainilla, la sal y la harina, y volvemos a batir hasta que quede una mezcla totalmente homogénea. Aunque en esta receta no hemos añadido nada más, ahora es el momento de incorporar a la receta los ingredientes adicionales que os apetezca como nueces, chips de chocolate, etc. 
 
Vertemos la mezcla en un recipiente rectangular de unos 23 x 33 cm. El único problema es el tiempo de cocción. Es increíble como 1 ó 2 minutos pueden hacer que un Brownie esponjoso se vuelva seco y sin sabor. Así que a los 25 - 30 minutos probad insertando un palillo en el centro. Estará listo cuando el palillo salga con un poco manchado y con migas húmedas. No queremos que el palillo salga limpio, esto significaría que se ha hecho demasiado. Una vez listo, lo retiramos del recipiente y lo dejamos enfriar sobre una rejilla.
 
Se pueden servir fríos o calientes y están buenísimos sin nada. Pero para los más golosos, probad con una bola de helado de vainilla, os encantará!!!