Este es un dulce originario de los Estados Unidos de finales del siglo XIX. Se cree que es fruto de la equivocación de un cocinero cuando olvidó poner levadura a un bizcocho de chocolate que estaba elaborando, dando como resultado un bizcocho crujiente por fuera y jugoso por dentro que bautizó con el nombre de Brownie. Este dulce tan popular es muy fácil de hacer y podéis encontrar gran variedad de recetas que varían en proporciones e ingredientes como nueces, almendras, avellanas, chips de chocolate o con coberturas y glaseados, etc. Esta vez no hemos añadido ingredientes extra para disfrutar del potente aroma y sabor del chocolate de este dulce tan delicioso.
Brownie
Ingredientes
400 g azúcar
160 g harina
125 g mantequilla (derretida)
2 huevos
120 ml agua hirviendo
1 cucharadita vainilla
1/2 cucharadita levadura polvo
1/4 cucharadita sal
Elaboración del Brownie
Lo primero que haremos es precalentar el horno a 180º, con la rejilla justo en el centro, mientras preparamos la masa. Derretimos la mantequilla y ponemos el agua a hervir.
Una ventaja de esta receta es que se puede hacer todo con un solo recipiente. En un bol, mezclamos el cacao y la levadura con la mitad de la mantequilla derretida. Una vez se ha mezclado todo bien, se añade el agua hirviendo y se bate bien hasta que quede una mezcla sin grumos.
Añadimos el azúcar, los huevos y el resto de la mantequilla derretida y batimos bien. Por último, añadimos la vainilla, la sal y la harina, y volvemos a batir hasta que quede una mezcla totalmente homogénea. Aunque en esta receta no hemos añadido nada más, ahora es el momento de incorporar a la receta los ingredientes adicionales que os apetezca como nueces, chips de chocolate, etc.
Vertemos la mezcla en un recipiente rectangular de unos 23 x 33 cm. El único problema es el tiempo de cocción. Es increíble como 1 ó 2 minutos pueden hacer que un Brownie esponjoso se vuelva seco y sin sabor. Así que a los 25 - 30 minutos probad insertando un palillo en el centro. Estará listo cuando el palillo salga con un poco manchado y con migas húmedas. No queremos que el palillo salga limpio, esto significaría que se ha hecho demasiado. Una vez listo, lo retiramos del recipiente y lo dejamos enfriar sobre una rejilla.
Se pueden servir fríos o calientes y están buenísimos sin nada. Pero para los más golosos, probad con una bola de helado de vainilla, os encantará!!!
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